viernes, 3 de junio de 2011

Los Nicolaítas... hoy


Existen en La Biblia infinidad de Profecías que el hombre vio cumplir paso a paso a través de miles de años, algunas de ellas resultaron incomprensibles, aun para aquellos que estuvieron viviendo el propio instante de su revelación, al pasar el tiempo miramos hacia ese momento y no podemos explicarnos como la mayoría de estos hombres estuvieron tan ciegos a ellas.
Hoy al llegar al final de los tiempos las mismas profecías vuelven a hablarnos y por el mismo misterio por el cual aquellos hombres celosos de la Palabra de Dios no pudieron reconocer a su hijo unigénito, hoy tampoco nuestros hombres reconocen las señales descriptas minuciosamente por el Amado Juan en su Revelación, donde nos cuenta sobre la gloriosa venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Para comprender las palabras de Juan en toda su magnitud es necesario desprendernos de todos los prejuicios a los que la ciencia nos tiene acostumbrados, para el creador del universo las rígidas leyes matemáticas, físicas y químicas, de las cuales depende nuestra existencia solo son una parte de su inmensa creación, Dios mismo es un estado singular, en el no existen ni el tiempo ni el espacio.
Es difícil imaginar un mundo sin tiempo, sin espacio limitante, sin muerte, es como habitar en un sueño, y así era el Jardín del Edén, pero nuestros padres al igual que nosotros mismos, quisieron conocer el bien y el mal, y cometieron el primer pecado, desobedecieron a la suprema sabiduría y  fuimos traídos al espacio temporal, esclavizados al tiempo por nuestra propia decisión, y con ello todos los males vinieron sobre nosotros.
En su inmenso amor Dios nos deja probar el tiempo, para que al volver al estado puro por la gracia de su Hijo, podamos comprender realmente a lo que nos  expusimos por desobedecer su mandato.
Cuando Juan es llevado en el Espíritu al Trono celestial, entra en la misma presencia de Dios y allí donde el tiempo no existe como tal, es llevado hasta el final de la existencia terrena, el  se convierte en un espectador actual de los hechos y los sucesos que acontecen. Cuando es regresado a la isla de Patmos,  escribe por mandato expreso de El Primero y El Ultimo, el libro que todos conocemos como EL APOCALIPSIS, allí Juan relata cosas que solo son comprensibles para nuestros días y que durante siglos fueron motivo de misteriosas explicaciones, llegando incluso la Iglesia Católica a prohibir expresamente su lectura fuera del ámbito eclesial. Leer hoy estas revelaciones es como descubrir a cada paso lo que esta sucediendo y saber de antemano lo que va a suceder.  En el mensaje a las Siete Iglesias Juan le habla a aquellas que aun hoy llevan el mensaje de Jesús a todos los hombres, en estos dos capítulos ( 2º y 3º ), podemos apreciar que no están escritos para la iglesia primitiva ya que ésta en esos días no habían llegado a desarrollarse tan ampliamente ni a pervertirse en la forma que se describe a alguna de ellas, recordemos que estos cristianos primitivos aun eran una secta judaica nazarena, por lo cual su descripción no encaja en ese ámbito, incluso en el capitulo 2  hace mención de un grupo herético que ha dado bastantes dolores de cabeza a los entendidos en la materia: Los nicolaitas.
"Libro de Apocalipsis  San Juan  Cap. 2 V.6  Mensajes a las siete iglesias: mensaje a la iglesia de Efeso, Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaitas, las cuales yo también aborrezco.
V.15  mensaje a la iglesia de Pérgamo: Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaitas la que yo aborrezco... "
Nadie sabe a ciencia cierta quienes son estos nicolaitas, ya que ni siquiera en el Judaísmo tradicional conocen de su existencia, esto llevó a los estudiosos bíblicos a suponer que se trataba de una secta seguidora de un tal Nicolaus (Nicolás) de características idolatras e inmorales; n el diccionario bíblico dice: Secta herética primitiva de la cual solo se sabe con seguridad lo indicado en  La Biblia en el Libro de Apocalipsis Cap.2.versos 6 y 15, o sea que combinaban la idolatría con practicas inmorales, El nombre parece derivarse de Nicolaus (Nicolás), pero no hay certidumbre de quien sea tal persona..."
Recién en la actualidad podemos ver a los nicolaitas en todo su esplendor, ya que esta secta no perteneció al pasado, sino al presente, En la Actualidad cada 24 de Diciembre en todo el mundo se festeja la Navidad, triste parodia del verdadero nacimiento de nuestro Rey. Esa noche los niños son masivamente embaucados con regalos supuestamente dejados por Papa Noel, San Nicolás o Santa Claus ¿Pero quienes son y de donde salieron estos personajes?
En el siglo III Vivió en Licia, Asia Menor un miembro de la iglesia primitiva llamado San Nicolás Obispo de Mira, el cual fue encarcelado y castigado durante la persecución que sufrió el cristianismo por un edicto que promulgo en el año 303 el Emperador Romano Diocleciano, (Cayo Valerio Aurelio, 245-313 EC), en los siglos posteriores, San Nicolás fue proclamado Patrón de Rusia, de la Juventud y los navegantes, En los siglos posteriores la leyenda y la imaginería popular le muestran repartiendo juguetes a los niños en la víspera de Navidad, Durante la reforma se transformo en Alemania y otros países en Papa Noel, Los colonizadores Holandeses de Nueva Ámsterdam, la actual Nueva York, cambiaron el nombre de San Nicolás (Sinter Claes) en Santa Claus, figura que se ha extendido en todo el mundo y es representada por un rechoncho personaje de larga barba y vestido con el atuendo típico de los duendes, de esta forma Nicolás se ha convertido en el Rey de la Navidad, y los cristianos hemos caído en este embuste del Satanás.
Esta fiesta tampoco representa el nacimiento de Jesús, la falta de cualquier referencia bíblica en este sentido no es casual, El es el Principio y el Fin y nada puede alterar esa condición, nació en el principio y todas las cosas fueron hechas por El, su manifestación humana y el rapto en gloria de su “cuerpo”, solo nos hablan de su paso por este mundo en un momento determinado, y la única conmemoración que nos pide, es recordar su entrega por nosotros a través de La Santa Cena.
Cuando la Iglesia Católica necesito integrar mas fieles a su movimiento para afirmar su poder lo hizo integrando doctrinas y antiguos rituales paganos entre ellos tomo para si la festividad mas importante del paganismo de los países nórdicos: el nacimiento del sol invicto (solsticio de primavera del 21 al 22 de Diciembre en el trópico de Capricornio) para ello se mimetizó el nacimiento de Jesús, al que los artistas de la época representaban como un pequeño niño rubio rodeado de una corona de fuego, como hijo del sol, así los pueblos “convertidos” mantenían sus antiguas creencias y las mezclaban con las de este nuevo poder terreno.
Las celebraciones paganas consistían en llevar presentes a los abetos sagrados en los bosques y bajo de ellos se comían y bebían los alimentos consagrados a los dioses y los duendes, sus ayudantes, que para esa época salían a compartir las fiestas y llevarse los presentes, así los abetos nórdicos, o sea los actuales árboles de Navidad eran quienes recibían los presentes de igual forma que hoy se hace en casi todos los hogares del mundo en lo que se ha llamado la fiesta de las fiestas.
Por un momento pensemos como describiría un Apóstol de Jesús esa celebración, sabiendo que el Mesías no nació en esa fecha, que papa Noel, San Nicolás o Santa Claus son solo ídolos mundanos, a los cuales se espera con impaciencia y que hasta los niños son llevados a perdición haciéndoles confiar y pedir con “fe” a un grotesco duende rojo llamado San Nicolás, ¿como llamaría a estos adoradores sino Nicolaitas?, no existe país en el cual no se celebre esta fecha con todos los excesos propios de una orgía pagana y el Amado Juan así lo profetizo, “doctrina de nicolaitas a la cual Yo aborrezco”.

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